"Leyenda del Sanatorio de Sierraespuña"

La estreptomicina permitió dar el alta a gran número de pacientes, que fueron desalojando el sanatorio. El resto fue trasladado a Albacete y en 1962 el edificio fue clausurado. Entonces, el Ayuntamiento de Murcia, reunido en sesión plenaria el día 24 de mayo de aquel año, pidió la reapertura.


En aquella moción se hizo constar que el sanatorio, pese a estar ubicado en Alhama, había sido sufragado por vecinos de la capital, por lo que era de justicia que la propiedad revertiera al Consistorio. También se propuso que se destinara a programar colonias populares para niños necesitados. Entretanto, en el centro sólo quedaban las Hermanas de la Caridad, esperando nuevo destino.


En los años ochenta, el Gobierno regional procedió a la reapertura del sanatorio, después de rehabilitar la antigua casa de curas y transformarla en albergue juvenil. Pero la leyenda negra del edificio había crecido demasiado. Y aún crecería más. Algunos de los pocos jóvenes que pernoctaron en aquel lugar aseguraron haber escuchado lamentos y ruidos inexplicables. Incluso alguien reveló que el espectro de una extraña dama, vestida de blanco, se paseaba por los corredores abandonados. De hecho, incluso existen peticiones de traslado de varios miembros del personal al cuidado del inmueble.

Uno de los casos más sorprendentes sucedió hace unos años, mientras un grupo de militares pasaba la noche en el sanatorio, abandonado desde 1995. Uno de ellos, quien hacía guardia, despertó a los demás con un ráfaga de fusil. Iba destinada a un ente, de color verde, que heló la sangre de cuantos lo presenciaron. En la actualidad, el sanatorio es muy frecuentado por parapsicólogos y se cuentan por decenas las supuestas psicofonías registradas. Lo que nadie niega es que el edificio condensó durante décadas la agonía de tantas almas y tantas tristes historias que lo convirtieron en el vestíbulo del cementerio. Y quizá aún quedan entre sus paredes los ecos de aquellas tragedias.

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